sábado, 26 de noviembre de 2016

En el día de la muerte de Fidel...

Curiosamente, llevaba días pensando escribir sobre esto, pero la ocasión no puede ser mejor...



Durante mi estancia en Angola, compré en un lujoso supermercado un librito que me pareció interesante: "El León Rojo", de Pedro Arregui, uno de los soldados cubanos que combatió en la cruenta guerra civil angoleña, formando parte del contingente enviado por Fidel Castro para apoyar, en un esfuerzo de solidaridad internacionalista, al MPLA. Además, estaba traducido al Portugués, y siempre que puedo, cuando estoy en otro país cuya lengua me resulta comprensible, me gusta simultanear mi visita con la lectura de un libro en el idioma del lugar, es una forma más de hacer más pleno, interiorizado, el viaje.

"El León Rojo" no es un libro militante ni partidista; el autor, Pedro Arregui, al parecer vive en España, y ya el subtítulo de su novela -"Relato verídico de un militar cubano voluntario forzoso en el teatro de la guerra de Angola"- marca distancias respecto de la operación en que se vio envuelto y, por supuesto, no deja traducir un entusiasmo revolucionario de manual: el libro es interesante y vivo: un reservista cubano es llamado a filas para lo que, de entrada, parecen ser unas maniobras, hasta que les comunican que van a participar en la operación de auxilio al gobierno angoleño, amenazado por las guerrillas que apoyan los Estados Unidos, la Sudáfrica racista y... la China comunista, en su momento de mayor enfrentamiento con la Unión Soviética. En tierras angoleñas vivirá unos meses de guerra que, como ya sabemos desde Stendhal, es una breve sucesión de episodios dramáticos y violentos que apenas llegas a interpretar desde tu nivel de soldado, y que rompen la monotonía de largos días de aburrimiento, sin más actividad que procurarse el mínimo de comodidades; comida aceptable, agua, un sitio donde mínimamente descansar... y donde el camión con el que se va a buscar las provisiones es infinitamente más importante que los blindados o las piezas de artillería, y compañeros apenas conocidos anteayer llegan a ser algo más próximo que padres o hermanos... a propósito, el "León Rojo" no es ninguna fiera -Arregui, como me pasó a mí, no ve ninguna bestia salvaje de cuatro patas en Angola-, sino un lanzacohetes de fabricación soviética, con el que hostigan a las tropas sudafricanas...

¿"Voluntario forzoso..."? Según y como; la unidad de reservistas a la que Arregui pertenece es una batería de artillería, soldados con un adiestramiento especial
, muy necesarios para la operación que se prepara; los concentran sin dar demasiadas explicaciones, interpretan ellos que se trata de unas maniobras... pero los llevan a La Habana, donde Fidel Castro les dirige la palabra, explicándoles el alcance de la expedición y lo que espera de ellos: aún así, muchos alegan motivos para quedarse en Cuba: atención a la familia... ¡tener exámenes pendientes...!. las excusas son aceptadas... los que marchan lo hacen a sabiendas de que participan en una experiencia internacionalista, y de las palabras de Arregui se desprende un buen nivel de interiorización de ese espíritu y, ¿por qué no?, del orgullo de formar parte de un movimiento mundial sobre el que extiende su manto protector la Unión Soviética, que, al parecer, escolta con sus submarinos los buques que van y vienen de Cuba a Angola...

Pero me interesa destacar dos curiosos fenómenos de lo que podríamos llamar "lealtades cruzadas"; la relación entre los Internacionalistas cubanos y los militares angoleños del MPLA es buena... pero mejorable; hay por parte de los angoleños una cierta prevención hacia unos compañeros mejor preparados y equipados... y, además, "blancos" -en el contingente cubano, al parecer, los blancos son mayoría-, culturalmente muy lejanos a ellos. No faltan incidentes en que los combatientes del MPLA quieren dejar claro que esa es "su" guerra, y que los cubanos están tan solo ayudando... sin embargo -o precisamente por eso- los cubanos son muy bien recibidos por los colonos portugueses, con los que la proximidad lingüística y cultural ayuda a establecer lazos... cuando los cubanos se retiran, los portugueses, les dicen, se van a sentir solos y desamparados...

Hay otro episodio sumamente revelador: durante el viaje de ida del convoy cubano, llega la noticia de la muerte de Franco: los responsables políticos se enfrentan a una situación curiosa: por un lado, ha muerto un dictador fascista, campeón del Anticomunismo... pero no pueden olvidar tampoco que la España de Franco era, fuera del campo socialista, el único apoyo internacional a la Cuba castrista y que, pese a algún sonado incidente diplomático, España rompía el bloqueo económico al que la tenía sometida Estados Unidos... a nivel colectivo, aún no se ha digerido en parte de la sociedad española el papel de los Estados Unidos en la guerra de Cuba: muchos independentistas catalanes cantan, a voz en grito, "el meu avi", habanera compuesta por un militar del Ejército Español, donde queda muy claro que, de lo que pasó en Cuba, "Tuvieron la culpa los Americanos"... y, en general, la Revolución Cubana no tuvo en la España franquista la mala prensa que cabía esperar... se sumó también la torpeza de los anticastristas que atacaron un buque español que comerciaba con Cuba... podríamos decir que, hasta fecha tan reciente como la presidencia de Aznar -ese sí plenamente en línea con los más reaccionarios del exilio cubano y de la ultraderecha estadounidense- Fidel ha sido, para la izquierda española, un referente, a veces incómodo, pero ampliamente querido, y para la derecha... un pariente no tan lejano, incómodo también las más de las veces... pero pariente al fin. Puedo dar fe de que, entre los falangistas de mediados de los Sesenta, Fidel era un personaje sumamente popular...

Es un día, por lo tanto, de sentimientos encontrados:  no basta con decir que ha muerto un personaje histórico, eso es evidente; ha muerto también alguien que ha sido importante en nuestras vidas, que ha dejado su huella en nosotros; despertando en algunos un rechazo plenamente justificado por sus desmesuras, que les han servido también para negar la posibilidad de cualquier cambio en el status quo caracterizado por la victoria de las versiones más rapaces y groseras del Capitalismo. el Capitalismo que alardea de tenernos a todos cogidos por el mismísimo coño... para los que aún creemos en la necesidad y la posibilidad de un Mundo distinto, Fidel ha sido uno de los nuestros, indefendible en algunas cosas, plenamente reivindicable en otras, ha puesto a prueba nuestra capacidad de justificar sus errores, dando por bueno que sus aciertos, por así decirlo, ya se daban por descontados, faltaría más... puedo llegar a estar de acuerdo en que quizás los cubanos no han sido los principales beneficiarios de su obra: pero tengo la íntima convicción de que, en un mundo sin Fidel Castro, sin la Revolución que él personificó y protagonizó, los poderosos despiadados lo hubiesen tenido un poco más fácil, y a los humildes, a los Parias de la Tierra, les hubiese faltado esa muchas veces engañosa, pero necesaria, imprescindible, lucecita de esperanza, que bajo ningún concepto hemos de dejar que se apague...








1 comentario:

  1. Me sorprendí cuando hace unos días pude leer este artículo. Le doy las gracias por el análisis que usted hace sobre este libro. He seguido leyendo sus post y todos son muy interesantes. El libro lo escribí en español para una editorial de autoedición y fue un desastre. En este mes se cumple el contrato que firmé con ellos y trataré de publicarlo de nuevo con otra editorial. Reciba un abrazo y le deseo lo mejor.

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