jueves, 6 de abril de 2017

... Viene el Domingo de Ramos...

... y, de repente, te das cuenta de que ya estás en Semana Santa: eso de seguir la Pascua Judía no deja de ser un lío; cada año cambia la fecha; éste es de los tardanos...



Ya instalan los puestos de palmas en Rambla Catalunya: no son muchos; a juzgar por la demanda que prevén, la clientela -la parroquia, nunca mejor dicho- de la Conferencia Episcopal no pasa por sus mejores momentos, a pesar de la X en la casilla... prefiero no tocar el tema, ayer vi el borrador de la Declaración de Renta, y tengo que devolverle a Montoro todo lo que me ha pagado este mes... como se suele decir, ojalá se lo gaste en botica, y ya viene a ser eso, vistos los gastos en Farmacia del Sistema Nacional de Salud...

Coincido con Blanca en que el olor de las palmas nos gusta: me extraña, ella tan alérgica a las cosas de los curas... es verdad, es un olor fresco, vegetal, primaveral (pero no alérgeno, ya está visto)... uno de esos olores que, de repente, te devuelve a la infancia... para mí, es el olor a mi casa en las mañanas del Domingo de Ramos; conflictivas mañanas: soy el mayor de seis hermanos; de cinco, a efectos prácticos, porque cuando nació la pequeña yo ya me afeitaba, y no se aplica lo que sigue: en mi condición de primogénito, era el primero en estar lavado, peinado y vestido, y tenía que esperar a que acabasen de arreglar a mis hermanos, sin ensuciarme ni estropear demasiado la ropa que se solía estrenar para la ocasión; en la práctica, eso equivalía a esperar en posición firmes, y así me recuerdo, en el distribuidor junto a los lavabos, pasando el peso de un pie a otro... los zapatos solían ser negros de charol, los calcetines, blancos... por la corbata no había problema; de pequeños, eran de falso nudo, con una goma al cuello; tenía una con un cierre metálico sumamente complicado, que se enganchaba al cuello de la camisa... más adelante, con corbatas normales, aunque pequeñas, mi padre me enseñaba a hacerme el nudo: era el nudo Windsor, elegante, eso sí, pero complicado para un patazas como yo, que ni siquiera he aprendido a hacerme correctamente el lazo en los cordones de los zapatos; uso un invento propio... en cuanto pude, aprendí el más  sencillo, y de él he ido tirando a lo largo de toda una vida de encorbatado, hasta tiempos recientes...

Luego, por supuesto venía la Misa, larga, larga, no sé si mas larga de lo habitual... pero todos estábamos esperando al final, cuando, tras ser bendecidas, golpeábamos el suelo con el extremo de las palmas. De los palmones, los largos porque las palmas, laboriosamente trabajadas, sólo las llevaban las niñas, y no recuerdo que golpeasen nada con ellas. Se veía -por lo menos, en Barcelona, en Boltaña era distinto- muy poca gente con la cosa original; el ramo de olivo. Los más brutos dejaban el extremo transformado en una especie de escoba: yo, niño modosito, nunca me excedía... y luego aún venía la sesión fotográfica, a cargo de mi abuelo Julio... llegabas a casa hecho polvo, con unas ganas locas de ponerte cómodo...

Ahora paso frente a los puestos, aún cerrados; sólo está abierto, y con la mercancía instalada, el de una señora, que vende cosas para colgar en palmas y palmones; cuando yo era pequeño sólo se colgaban adornos en las palmas de las niñas, generalmente rosarios de caramelo azucarado, que luego, en plan iconoclasta, nos comíamos. Los niños sólo llevábamos en el palmón un lazo. En mi caso, lo recuerdo con la bandera nacional. Nacional de España, no sé si me entendéis, aunque sin el águila que se estilaba entonces... sigue habiendo rosarios -o collares- de cuentas azucaradas, junto a todo tipo de chuches, pero veo también una aguerrida formación de blancos stormtroopers -aunque ningún Dart Vader-, espidermames, ¡bailarinas de flamenco!, y varios ejemplares del Increíble Hulk...  ¿pero habrá niño que se acuerde del Increíble Hulk...?.. lástima que las mamás de mi nieto Pablo tampoco sean muy de curas -ni viceversa, todo hay que decirlo...-, me gustaría comprarle para el palmón, qué se yo, una Pepa Pig y alguno de los componentes de la Patrulla Canina, seguramente el Bombero, que queda como más pacifista y en el espíritu de la festividad...

Me alejo de las palmas y palmones intentando retener su olor, amortiguado por los plásticos en que aún están envueltos: veo venir hacia mí un caballero trajeado; con un traje informal, pero traje; no se ven muchos a estas horas... ya casi ha pasado a mi lado, cuando lo reconozco; es un viejo amigo y camarada, magistrado ahora por el Cuarto Turno... voy a saludarle, pero veo que va absorto, mirado al frente y con una ligera sonrisa; irá pensando en los contenciosos del día... he podido darme cuenta de que lleva la cremallera de la bragueta bajada, pero tampoco es cuestión de llamarlo a gritos, en plena Rambla de Catalunya, para decírselo... ya le avisará el Secretario Judicial, que para eso están... o, si no, con la toga puesta, tampoco se verá, no es un tema grave....


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