viernes, 7 de abril de 2017

Yugoslaviú, Yugoslaviú...!

Desde que me ha peleado con el Grupo Prisa, en vez de escuchar la SER, pongo el radiodespertador a las seis de la mañana con Radio Nacional -de España, quiero decir...-; a mí los peperos me gustan así, que vengan de cara... hoy nos cuentan una noticia que me hace soltar la carcajada...


Tito, en un anticuario: pero aún quedan calles con su nombre...


Después de enterarme de que Trump ha lanzado ya los primeros cincuenta misiles de su, espero, fecundo mandato -se ha contenido, el angelito, tantos días en el cargo sin disparar ninguno...-, oigo que la Guardia Civil, o el Servicio de Vigilancia Fiscal, o los dos, han intervenido un velero cargado de droja: hasta ahí, todo normal. Lo bueno viene ahora; el capitán era serbio, y la tripulación, croata...

Mi corazón unionista, e incluso moderadamente jacobino y cartesiano, salta de alegría, y me parece escuchar el castañeo de los dientes del esqueleto del Camarada Tito, esmelicándose allá en su tumba... ¡tanta in-indá-indapendensiá, tanto liarla parda, para montar luego "joint ventures" para el trapicheo...!

La cosa viene de antiguo; en 2008, en Ljubljana, todo el bellísimo centro de la ciudad estaba ocupado por canchas de basket, donde se disputaba una liguilla entre... los países independientes de la antigua Yugoslavia. Sólo faltaba Kosovo. Ganaron los serbios, posiblemente porque llevaban la animadora más vistosa, y allí les entregaron ceremoniosamente un cheque... le comentaba yo a Blanca: "¿Te imaginas, en los años cincuenta, en España, un partido de fútbol entre Falange y el Partido Comunista...?"...

Servia vs. Croacia...

Fijaos en los equipos... Cna Gora es Montenegro; eso que empieza por "H" es Croacia...



Siempre he tenido un respeto imponente hacia la figura de Josip Broz, Tito... hijo de croata y eslovena, consiguió mantener juntos a tanto hijo de su padre y de su madre sin cometer demasiadas barbaridades... durante la Guerra de España, de acuerdo con su biografía oficial, contribuyo desde París a organizar las Brigadas Internacionales, pero nunca -él insistía en aclararlo así- puso los pies en nuestro país: yo tengo al respecto una información muy distinta.

Una persona muy querida, oficial del Ejército Popular -oficial, no ex-oficial; "La autoridad legítima que me nombró no ha tenido a bien cesarme", decía- me contó lo siguiente: durante la Batalla de Teruel, la unidad que mandaba se vio rodeada por tropas enemigas superiores en número -y, supongo yo, bien provistas de coñac "Tres Cepas"- El oficial, contraviniendo las órdenes -que, como es sabido, siempre son de resistir hasta el último hombre- logró replegarse sobre su retaguardia, salvando la vida de sus soldados. Como cabía esperar, le formaron Consejo de Guerra; cuando ya le olía la cabeza a pólvora, compareció voluntariamente ante el Tribunal un "Asesor soviético", que declaró que la maniobra era plenamente justificada, se había ejecutado impecablemente, y gracias a la iniciativa del oficial se había evitado un hundimiento catastrófico de toda la línea del frente. Los cargos fueron inmediatamente retirados: años después, cuando su foto estaba todos los días en la prensa mundial, como el "Comunista bueno" que le había plantado cara a Stalin, el oficial reconoció al "Asesor soviético"; el ahora Mariscal Tito.

Esa información, procedente de fuente absolutamente fiable -si sus hijos, que leerán esto, me autorizan, daré su nombre y grado, pero nada más...- parece confirmar la de una señora de Barcelona, que juraba que el hijo que tenía era de Tito, al que había conocido -se supone que carnalmente- sin moverse de su ciudad natal: el Internacionalismo es fuerte, muy fuerte, pero no lo suficiente para dejar preñada a una señora a mil kilómetros de distancia... a lo mejor por eso negaba Tito su presencia en España, los juicios por reconocimiento de paternidad siempre son un coñazo...

Cuenta Leonardo Padura en su libro "El hombre que amaba a los perros", que aprovecho para recomendaros vivamente,  otra anécdota de la relación entre Stalin y Tito: a raíz de su sonada ruptura, Stalin, muy en su línea, envió a Yugoslavia varios agentes secretos, con órdenes de matarlo: todos fueron interceptados. Al final, Tito se enfadó: "¿Ya vale, no...? como vuelvas a enviar a otro más, envío yo a uno de los míos... ¡uno solo, pero ese te mata, por la gloria de mi madre...!" Stalin tomó nota, y se comportó...

¡Slava Tito, qué caramba....!

Caídos en las Brigadas Internacionales: Slava Padlin!




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